Por: Ricardo Hidalgo Ottolenghi
Fecha: 02/05/2012
Para
ser buen médico en la actualidad, no basta con tener una actitud
asertiva y determinados conocimientos, habilidades y destrezas que en
su conjunto le permitan ejercer su profesión. Dado que la medicina es
una ciencia en cambio constante, el médico tiene la obligación moral de
estar al día en el estado del arte de la profesión para incorporar a la
práctica clínica nuevos elementos basados en la evidencia científica.
Hace
poco, el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la
Calidad de la Educación Superior (Ceaaces) informó que los médicos,
“cada cinco o siete años, tendrán que rendir una prueba de habilitación
profesional que se aplicará al universo de médicos en el país”; por lo
que debemos prepararnos para afrontar la implementación de
requerimientos exigibles para mantener el estatus profesional.
En
realidad, la idea de la recertificación o revalidación de los
profesionales de la salud no es nueva; en distintos países, incluso del
entorno latinoamericano, la recertificación es una práctica habitual
para rendir cuentas a la sociedad, en términos de competencia
profesional y compromiso social.
Si tomamos en consideración las
experiencias llevadas a cabo en otros países, todas las iniciativas de
recertificación se sustentan en la Formación Médica Continuada (FMC),
que tiene como objetivo el desarrollo profesional continuo, que propenda
a la adquisición de las competencias profesionales de acuerdo con el
estado del arte de la profesión tomando en cuenta el contexto en el que
se desarrolla el trabajo.
Por lo tanto no se puede hablar de
“recertificación” sino se garantiza previamente la FMC. Pero ¿quién
debe financiar la formación de los médicos? Si tomamos el ejemplo de
Inglaterra, el Sistema Nacional de Salud, tiene un presupuesto anual por
médico para asegurar su FMC con cursos, talleres y congresos, y además
cada médico tiene un número de horas pagadas a la semana para poder
dedicarse al estudio, investigación, publicaciones y el ejercicio de la
docencia. El médico inglés no tiene que andar mendigando fondos a las
compañías farmacéuticas ni robando el tiempo libre a su familia para
dedicarse a la autoformación…
Por otra parte, ¿quién debe evaluar
la actualización de los médicos? Tal y como están las cosas, si
consideramos que en nuestro país no ha existido una “cultura de
evaluación” al menos por ahora, no existe entre los profesionales
médicos un ambiente adecuado para una recertificación obligatoria, por
lo que se deben emprender y apoyar iniciativas de las sociedades
científicas para que se inicien actividades de recertificación
voluntarias. De esta manera, serían las propias sociedades científicas
en coordinación con la Academia, quienes mediante la utilización de un
sistema de “créditos” gestionen las actividades de FMC y
recertificación (que también servirá a los médicos para su promoción
profesional, incluidos los ascensos y la puntuación para oposiciones).
Son
las sociedades científicas y las universidades, las instituciones
llamadas a crear centros de FMC que acreditados por el Estado,
desarrollen programas que estimulen el mantenimiento del nivel de
competencia adecuado y faciliten a los profesionales la formación que
necesitan. La acreditación como entidad proveedora de actividades de FMC
pueden solicitarla las instituciones públicas o privadas que dispongan
de un historial reconocido en este tipo de formación médica y de un
sistema propio de acreditación que responda a las directrices
establecidas por la reglamentación que se implemente.
Finalmente,
lo que se necesita es transparencia, un sistema que permita garantizar
la mejora de la práctica clínica lejos de convertirse en un
instrumento punitivo o de persecución, que estimule el ejercicio
profesional basado en la mejor evidencia disponible, evitando la
burocratización de la FMC y procurando que ésta no se convierta en un
negocio rentable para unos pocos.
Como vemos, la recertificación
es el último paso de una larguísima carrera que ni siquiera hemos
empezado a recorrer. Pretender obviar estos pre-requisitos será dar un
salto al vacío que puede provocar graves heridas.
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